LA LITURGIA DEL AGUA
Reseña del libro de poema AGUA, de la poeta Asunción Caballero.
Por Isabel de la Cruz. Autora de narrativa y de poesía y artista plástica española. Directora de la colección Istanbul de la editorial Nueva Estrella.
Título: AGUA
Autora: Asunción Caballero
ISBN: 978-84-17857-35-6
Colección Istanbul
Género: Poesía
Formato: 150 x 190 mm
Encuadernación rústica
Páginas: 130
Idioma: español
Lengua: castellana
Primera edición: mayo 2021
Editorial Nueva Estrella
Ignorando
a hurtadillas a George Steiner cuando dice algo así como que no nos quedan más
comienzos, y valorando lo que escribió un poco antes de que las orillas de los
ríos fuesen como hoy las conocemos el controvertido filósofo chino Lao-Tse, o
Laocio, de que todo lo difícil comienza siempre fácil; todo lo grande comienza
siempre pequeño, vamos a acometer la deliciosa tarea de comentar sin muchos
preámbulos un poemario, Agua, que en cuanto cayo en nuestras manos nos enamoró
por lo especial.
A veces,
casi milagrosamente, nos encontramos con una obra poética que nos acoge y,
casi, sin apenas explicárnoslo, tenemos, por fin, una placentera sensación
orgásmica, entre arrogante y pretenciosa, de tener acceso a la verdadera voz
lírica del autor (autora en este caso), de haber comprendido al fin ese mundo
poético al que nos hemos acercado, la mayoría de las veces, por un misterioso
azar que a la larga resulta que tuvo poco de azaroso.
Dijo
Flaubert que todo el talento de escribir no radicaba mas que en la elección de
las palabras, y nosotros nos preguntamos si el acto de escribir poesía no será,
en última instancia, un acertado acto de amor hacia esas mismas palabras, un
acto volitivo transformado en amor, en fertilidad, en dádiva, un acto de
revelación entre autor y lector, y que nos muestra a cada cual, en palabras de
la propia Asunción Caballero, cómo llegar al mar que nos resume.
Agua, que
es el título del poemario con el que Asunción Caballero abandona sus otros
zapatos, ha venido a deleitarnos, a golpe de sorpresas... con una poesía
sencilla, natural, llana, que no simplona ni manida, libre de efectismos y
excesos verbales, que nos evoca la idea perceptible ya en Rubén Darío, y
posteriormente en Pedro Salinas, de que los elementos naturales constituyen un
misterio cuya esencia clave solo está al alcance del alma del poeta. Heredera
de los grandes temas literarios de la edad antigua hasta la modernidad,
Asunción Caballero despliega su versar en un medio líquido:
(1)Allí
donde las
lágrimas manan y mueren.
Podríamos
decir que su propia poesía actualiza viejos tópicos para sorprender al lector y
ofrecer intuiciones de otro conocimiento menos cósmico:
(2)Renuncio a sus palabras huecas,
a su
desaforada prisa
para llegar a
todo.
Sus
versos se adaptan tanto a temas cognitivos como puramente líricos. Navega
diestramente sobre el agua en sus múltiples formas -océanos, mares, ríos,
chorros, lluvia, nube, lágrimas-, relativas todas ellas a la tradición
alegórica del Ser. Agua como cauce y como motor, como maná y fuente de
autoafirmación:
(3)Nada es lo que sucede.
Es solo
lluvia
y canta.
La poesía
fluye en Agua con su propia sabiduría y con su propia nostalgia, sin olvidar la
lucha por lo que debe ser. Nada acaba o es destruido sin que su ciclo comience.
No hay autocomplacencia en la tormenta. Solo verdades. Parece que nos gritase
desde su yo más íntimo “nunca te adaptes a lo que no te hace feliz, no te
calces un zapato a la fuerza pensando que es tu talla, tienes que ser capaz de
caminar, de correr, de volar” …Si la felicidad es el fin último de la vida, su
agua no debe doler, no debe apretar, ni oprimir, ni quitar el aire, sino
permitirnos ser libres, gráciles y dueños de nuestros propios caminos:
(4)¿Se llevará el agua tanto congojo?
¿o nos dejará
una tormenta perfecta
desbordando
los cimientos?
A medida
que nos adentramos en Agua vamos sintiendo una complicidad mayor con una poeta
que no se muestra en ningún caso dócil, manejable, ni inclinada a adaptarse a
un latir que no se acompase con el suyo. Una poeta que no se somete ni a
parámetros ni a jerarquías, ni de fondo ni de estilo. Sin amaneramientos:
(5)Una mujer
una simple
mujer en zapatillas
Sí como
dijo Don Ramón de Campoamor el arte supremo sería escribir como piensa el
mundo, en su último poemario, Asunción Caballero da al líquido elemento la
capacidad catártica de reconstruir su esencia:
(6)la lágrima que guardo
para saciar
tu sed
El
hallazgo de un agua reivindicativamente social es, y refuerza, el caudal
emocional, radicaliza las prioridades de la existencia. Es energía
transformadora, causa y efecto:
(7)y marcar con esperanza
el agua
del nuevo día.
Enhorabuena
asunción Caballero. Agua es, pues para nosotros, un poemario terrenal, visceral
y mental, y cambia algunas de nuestras perspectivas acerca de ir de lo concreto
a lo universal de un modo sencillo y llano, reclamando el lugar de una poética
que no engole sus verdades, que no necesite compartir su latido con soberbios
adornos ni fatuos academicismos, que sin duda tampoco la harían crecer ni en
profundidad ni en belleza, una poética fiel a sí misma, reveladora y libre.
Porque, quizá, simplemente, no deberíamos olvidar que, si hay algo
imprescindible en nuestras manoseadas vidas, además de la buena poesía, ese
algo es el AGUA.
pense que te habia comentado jajaja
ResponderEliminarMe gusta tu entrada diferentemente buena
Muy buena reseña la que ha hecho Isabel pero es que el libro no merece menos. Un abrazo a las dos
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